¡Oh Señor Jesús:
dale tú al maestro
el verdadero pan
de tu Espíritu Santo.
Para que ellos
puedan saborear
el esfuerzo
de su divino oficio.
Ya que ellos
son creadores de la luz
y no la reconocen
son sembradores de trigos
y no se alimentan.
Son forjadores de hombres
y mujeres dignos de la patria
y no se dan cuenta,
porque nadie te dijo: ¡Gracias Mi Maestro!
por Ti conoceré mi éxito.
Francisco Reyes Briceño- Nicaragua
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